Reseña de la conferencia de Flory Kruger: Resonancias entre psicoanálisis y psicoterapia.

RESEÑA DE LA CONFERENCIA DE FLORY KRUGER: RESONANCIAS ENTRE PSICOANÁLISIS Y PSICOTERAPIA.
Flory comienza haciendo alusión al significado del término “resonancia” en el diccionario, según el cual, esta palabra tiene que ver con un conjunto de fenómenos relacionados entre sí. Pero también tiene otro sentido posible; el de interferencia, en el sentido de haber algo que impide una cierta escucha.

Así, Flory se pregunta en qué medida puede haber una relación entre psicoanálisis y psicoterapia y en qué medida se interfieren u obstaculizan.

Si hablamos de la relación que pueden tener, podemos decir que desde el psicoanálisis también hablamos de “efectos terapéuticos”, pero sabiendo que el psicoanálisis no es una terapéutica como las demás.
Pero ¿por qué el psicoanálisis no es una terapéutica como las demás, según Lacan? ¿qué es lo que lo diferencia?

Para responder a esta cuestión, Flory hace un recorrido en el tiempo y nos cuenta cómo en Argentina, el psicoanálisis se sostenía en unos estándares marcados por la IPA (encuadre), y éstos eran sostenidos por una técnica. Cuando Lacan, en 1964, es expulsado de la IPA, funda su escuela y proclama que el psicoanálisis no se orienta por una técnica sino por una ética. Se trata de la ética del deseo y del goce, donde el analista, con su interpretación, apunta a abrir los caminos del deseo inconsciente y a modificar la economía de goce.
Además, Lacan no opone a la técnica solo una ética sino una lógica, lo que imprime al psicoanálisis un orden interno. Así, desarticula la conjunción entre psicoterapia y psicoanálisis y lo transforma en una disyunción “o psicoterapia, o psicoanálisis”.

A partir de la lógica, Lacan intenta acercar el psicoanálisis a la ciencia. Para ello utiliza los matemas que son registros científicos, y toma conceptos de otras disciplinas como las matemáticas, la lingüística…etc.

La lógica tiene un punto de convergencia con el psicoanálisis lacaniano, y es que trabaja con significantes, lo que quiere decir que, al igual que el psicoanálisis, se desentiende del sentido. Tanto la lógica como el psicoanálisis tienen una orientación asemántica, ya que no les importa el sentido, al contrario que las psicoterapias, que se orientan en el sentido.

La lógica está presente en toda la obra de Lacan, y opera con axiomas y letras. Se interesa por la forma correcta de las deducciones como por ejemplo los silogismos. Así, en el siguiente silogismo podemos decir:

“Todos los insectos son aves”
“Todas las aves son vertebrados”

Y tendríamos como conclusión que todos los insectos son vertebrados. Esta afirmación es falsa en la realidad pero verdadera en su estructura lógica. Esto demuestra que en la lógica hay formas de razonamiento y deducción que, desprendidos de su adecuación a la realidad, pueden considerarse válidos.

Esto plantea el cómo trabajamos en psicoanálisis el tema de la verdad. Nuestro interés no debe apuntar a si lo que dice el paciente es verdad o no, por que lo que realmente nos interesa es SU VERDAD, su realidad psíquica, independientemente de si los que nos cuenta ha ocurrido o no.

Esta es otra de las diferencias con la psicoterapia, la cual apunta a la adecuación a la realidad, prescribiendo conductas adaptativas y educativas. Hay una educación del paciente para que su comportamiento sea más acorde con la realidad.

Esto tiene que ver con otro concepto que nos separa de las psicoterapias, donde hay un Otro que dice lo que hay que hacer y es el que sabe. Para Lacan el “deseo del analista” quiere decir, que lo que orienta al psicoanalista no debe ser el poder en el saber, sino más bien debe haber una renuncia a la sugestión, a ese poder que le otorga su saber y que él podría ejercer sobre el paciente. Así, los objetivos en psicoanálisis, están subordinados a una ética y no a una técnica, como es el caso de las psicoterapias.

En psicoanálisis no se trata de “traducir” al paciente, como si nosotros supiéramos lo que éste quiere decir, sino de extraer significantes. El corte, la escansión, la cita, el silencio…etc, son formas que van en contra de hacer de la interpretación un metalenguaje. Lacan dice en “el atolondradicho” que si no tenemos una referencia lógica la interpretación se vuelve imbécil por que se desliza al sentido.

Así, para Lacan lo que define si se trata de un psicoanálisis o no es la respuesta del analista. Esta respuesta es la interpretación, que nunca ha de ser interpretativa sino alusiva, corta y breve.

Para Lacan, tanto el comienzo como el final de un análisis van a estar marcados con una lógica, lo cual nos enseña a formalizar el principio y el final. Así, el principio está marcado por las entrevistas preliminares y la producción de un síntoma analítico. En cuanto al final, éste está marcado por el enfrentamiento con lo incurable. No se trata de la eliminación del síntoma ni de la identificación al analista, como en otras psicoterapias, sino de la identificación al síntoma, en el sentido de que de todo síntoma queda un resto y hay que “saber hacer” con eso.

 

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