Sobre los celos

Cuando hablamos de celos nos referimos a un sentimiento muy común entre las personas y que nunca viene solo, ya que suele estar acompañado también de otros sentimientos como rabia, tristeza, agresividad, miedo a la pérdida del otro…etc.

Tiene que ver con un sentimiento inconsciente o consciente de sentir al otro como propiedad de uno. De alguna manera creemos que ese otro nos pertenece. Además existe también un sentimiento subyacente de exclusión. Me siento excluido de algo que es muy significativo para mí. En general se refiere a la existencia de un tercero, pudiendo ser éste una persona externa a la pareja, pero también un amigo, un trabajo, familia…etc. Se trataría entonces de cualquier objeto que distraiga al otro de mí y en el que siento que no se me incluye.

Pueden tener una connotación positiva cuando no son celos patológicos y no implican una persecución ni una limitación de la libertad del otro, ya que despiertan y aumentan el deseo de la persona celada, al sentirse ésta más deseada.
Así, si la persona se siente deseada a través de los “celos sanos” del otro, sentirá que su deseo también aumenta repercutiendo positivamente en la relación.

Los celos son un sentimiento humano y normal, sin embargo en determinadas circunstancias pueden volverse muy patológicos pudiendo llegar a interpretar cualquier cosa como infidelidad. Estos celos son completamente infundados y en realidad no tienen que ver con la situación que se está viviendo sino con problemas más profundos que es necesario trabajar en el análisis. En estos casos lo que suele suceder es que la persona invierte toda su energía en vigilar al otro, abandonando una parte importante de su vida, mientras el partenaire se siente desbordado ante tal situación y amenazado en su libertad. Esta parte es muy negativa, ya que lo que produce precisamente es lo contrario a lo buscado, es decir, un alejamiento de la pareja como una forma de reestablecer su libertad.

Existen tres tipos de celos según Freud:

Los celos normales; Son los celos en los que aquel que ama ha perdido o siente que puede perder su objeto de amor y aparece la figura del rival. En estos celos son comunes los autoreproches por no haber sabido conservar al objeto ahora perdido, estos autoreproches suelen desplazarse sobre el rival en modo de envidia, reproche, sentimientos de venganza…etc

Los celos proyectados; en realidad tienen que ver con un deseo inconsciente y reprimido de ser infiel, donde el sujeto proyecta en el otro su propio deseo de infidelidad. Puesto que la persona que tiene el deseo inconsciente no lo puede tolerar, lo proyecta en el otro, atribuyéndole a él este deseo. El problema no es que la persona desee, el problema es que la persona no tolera su deseo y por eso se producen estos celos. Así, cuando la persona tolera y acepta sus deseos estos celos pueden desaparecer.

Los celos delirantes; tienen relación también con las tendencias reprimidas de infidelidad. Sin embargo, según Freud, éstos son de naturaleza homosexual. Se podrían resumir en la fórmula «no lo amo a él, es ella quien lo ama». Ligados a la paranoia, la característica esencial de estos celos es la certeza absoluta de que uno es engañado cuando la realidad es muy diferente.

Además, nuestro colega Guy Briole, Psicoanalista Francés, incluye otros dos tipos: los celos de la exclusividad y los de la sospecha. Los primeros hacen referencia a la exigencia de exclusividad puesta en el partenaire. Se trata de una demanda sin fin de ser el/la única. Guy señala aquí una cuestión no resuelta proveniente de la neurosis infantil.

Por último, los celos de la sospecha se refieren a cuando el objeto deseado no es deseante, es decir, cuando alguno de los dos partenaires sienten que el deseo del otro está en otra parte.

 

Referencias:

  • Amor, deseo y celos. Conferencia de Guy Briole en en Seminario del Campo Freudiano de Granada.